Solo era sólo un alma.
Un esqueleto y un corazón.
Solo era sólo media sonrisa.
Por que una sonrisa entera, era demasiado bonita.
Sé que nunca me perderé si te escucho respirar.
Y respiro.
Era mi parte por tu todo.
Decían las sinecdoques.
Solo era sólo unos labios, y unos ojos que me podían guiar.
Ya sabes que si te eclipsas, puedo ser tu luna.
¡Era mi parte por tu todo!
Gritaban las sinecdoques.